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Pero "se hizo necesario, sin embargo, separar a los espectadores dionisiacos de los que habían sufrido la metamorfosis dionisiaca." Efectivamente, en la amable escena donde Eurípides nos hace aparecer, primeramente y por un lado a los "viejitos piolas" Tiresias y Cadmo como miembros conspicuos de la barra fiel a Dionisos; y después a Penteo como la careta del super yo; se ilustra el fenómeno de marras, donde cual hinchas futboleros contemporáneos se uniforman con sus gorritos, camisetas, banderas y  demás para ir a ver en el estadio al equipo de sus amores: Cadmo ya todo preparado espera a su viejo amigo para ir juntos a la gran cita, y cuando por fin éste llega -también todo preparado-, después de un caluroso recibimiento, le dice entusiasta:

- Vengo dispuesto con el vestido del dios, como conviene ...¿Dónde he de bailar, donde mi pie poner y mi cabeza sacudir canosa? ...No me cansaría aunque noche y día con el tirso golpease la tierra, pues con el gusto olvidamos que somos viejos... ¿Iremos al monte en carros?

-No honraríamos igual al dios. ["tu esqueleto te trajo hasta aquí"]

Efectivamente, miembros de la barra fiel deben ir naturalmente caminando. Y ya en marcha, Tiresias  justifica la situación:

-Alguien dirá que no respeto la vejez cuando voy a danzar con mi cabeza coronada de yedra, más el dios no ha distinguido si el joven tiene que bailar o el viejo ...

  

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